En la década de los 80 se originó un fenómeno mundial que hizo de la libertad de prensa una utopía, como ya se vive hoy, esto trajo consigo la monopolización de los periódicos, concentración de medios de comunicación y su transnacionalización; del mismo modo la monopolización de los medios. Esto debido a que la concentración financiera en el campo de las comunicaciones está abarcando a todo el mundo. Así los medios de comunicación están abarcando a todo el mundo. Así los medios han sido acaparados o están siendo acaparados por sujetos con incapacidad económica para imponerse el resto y como se mencionó, construir monopolios, esto debido a las grandes utilidades y por el poder político que se pueda generar.
La transnacionalización pudo ser combatida, pues en varios países del tercer mundo existe legislación que no permite la participación de extranjeros en la propiedad de medios de comunicación; pero estos dispositivos son evadidos y no es mucho lo que se puede hacer para combatir este fenómeno.
Es por esto que los medios de comunicación latinoamericanos están supeditados y al servicio de las grandes transnacionales; este problema se debe principalmente a la dependencia de equipos y tecnologías, por los materiales para sus programas informativos y de entretenimiento o por la identidad de los grupos nativos de poder con los intereses y la política norteamericana. Pero lo más sorprendente es que en algunos países se ha iniciado la creación de cadenas de complejos de comunicación, a esto se suma que en algunos lugares los periodistas no pueden expresar libremente sus criterios, y esto sucede con mucha frecuencia en Estados Unidos. Así lo indicó Efraín Ruiz Caro en su libro “la tercera colonización”
Para tratar estas problemáticas, la Asociación de Periodistas Australianos organizó una conferencia, en la cual los periodistas se mostraron alarmados frente a la constante concentración de la prensa, la publicidad y la comunicación electrónica y a un rápido crecimiento de las transnacionales multimedia. Ellos hicieron un llamado a las organizaciones profesionales, Naciones Unidas, partidos políticos y a los ciudadanos para proteger a los medios de comunicación libres, independientes, que reflejen diversidad de opiniones, lo cual es más que una condición a las sociedades democráticas.
Muchas veces los periodistas son parciales con la información, esto debido no solo por estar a favor de alguna entidad política o empresa poderosa, sino porque no le queda otra cosa. Si un periodista consigue trabajo en un diario o medio televisivo, pues tiene que estar sujetos a sus reglas y a su línea editorial, porque de lo contrario están propensos al despido. Con esto no quiero decir que todos los periodistas son parciales, ya que existen profesionales capacitados éticamente fieles a su labor como lo es informar objetivamente, imparcialmente, verazmente, etc.
A la mentira de la comunicación social, los expertos y los políticos la han bautizado con un nombre menos feo: se llama desinformación. Y esta a diferencia de las mentiras piadosas o de las mentiras oficiosas no se improvisa, por el contrario la desinformación meditada, deliberada y minuciosamente planificada antes de su divulgación para la consecución de objetivos políticos, tácticos y estratégicos. Las tareas de su elaboración y difusión no están confiadas aun mentidero cualquiera. No son los gerentes, ejecutivos y accionistas los únicos encargados del manejo de la opinión pública ni estén divorciados del Estado. Por el contrario, entre el gobierno y las transnacionales existe un matrimonio indisoluble. Estos para la implementación desinformativa además de todos los medios de información y de entretenimiento conocidos, existe una serie de organizaciones privadas, congregaciones religiosas, iglesias y sectas que controlan la radio, cine, televisión, etc.
La desinformación es arma esencial de la guerra psicológica, generalmente empleada para ablandar a la opinión publica internacional que justifique o por lo menos de explique la razón de la intervención militar. Por obra de la desinformación los receptores se nutren desde hace tiempo, de noticias inventadas, tergiversadas o simplemente redactadas desde la óptica de dominador, al extremo que están habituadas a su recepción y sin darse cuenta las asimilan, sin dudas ni reservas.
En años recientes, la desinformación ha sobrepasado los límites del escándalo. Las noticias que se difunden al menos se convierten en casos para seguirlos hasta saturar a la opinión publica o simplemente de congelar en una publicación, no por el interés humano o informativo que tengan en si mismas, sino de acuerdo a los interese políticos del gobierno y de las clases dominantes de EE.UU.
Los pueblos latinoamericanos son las mayores victimas de la manipulación por medio de noticias, falseadas que facilitan la penetración y el dominio casi absoluto por parte de EE.UU. hay que tener en cuenta que el subcontinente tiene una población aproximada de 45 millones de analfabetos, con un ausentismo alarmante de escolaridad que alcanza el 80%, mientras que la radio y la tv prácticamente acaparan su base cultural con el 70% de audiencia. Es pues un cambio fértil para la dominación y el etnocidio.
La devastación cultural esta casi completa en los países norteamericanos y del Caribe, con excepción de Cuba y Nicaragua, los demás pueblos están sometidos y completo a la desinformación colonizadora, por un acopamiento total de los medios de comunicación locales.
En la manipulación informativa se aprovecha y se trafica con la creencia religiosa de la gente. Los estudios sobre la desinformación en Chile, Nicaragua y Granda, recogen algunas experiencias de este tipo.
En una entrevista que hice a Lisbeth Seminario Gordillo, reportera de USS satelital, canal 45, sobre que opina de la imparcialidad periodística, fue muy precisa en responder que el periodista tiene que tener Ética, que siempre van a presentarse propuestas para estar a favor de alguna empresa poderosa o partido político, pero que ella como buena profesional rechazaría, ya que uno de las características del periodismo es la parcialidad y la objetividad y que por encima de esto, estaba el honor del periodista.
Cuando hablamos de medios de comunicación y nos enfocamos en la caída de Mahuat, ex presidente ecuatoriano podemos darnos cuenta que la radio es el medio por el cual los acontecimientos se emiten al instante. En el caso de la bajada de cargo de Mahuat, la radio tuvo el protagonismo y esto porque incluso a través de un celular, transmites la noticia de inmediato; pero una de las desventajas que tiene esta, según Lisbeth Seminario, es que la información se le pueda olvidar al periodista después de un tiempo determinado; en cambio en televisión puedes repasar la noticia una y otra vez.
Ysmelda,
ResponderEliminarTus paper son elementales. Tus audios no aportan en su entendimiento, tus videos tampoco aportan lo suficiente.
Conviene mejorar tu ruta para dilucidar mejor tu aporte.